2024-08-03 03:08
Nos limpiamos algunos, con palabras, de la polución de la rutina. Nos bañamos en un cuento, una novela, un poema, y la piel parece que renace. Nos bañamos para recuperar el asombro y volver, desde la desnudez de la lectura, a nombrar las cosas del mundo. Nos bañamos para nosotros mismos y para los otros, para que las sombras se dibujen con más nitidez, para que los espejos sean más claros. El agua cae cuando nos bañamos y recibimos todas las tormentas. Y entonces, algunas grietas, sanan.