2024-06-06 02:40
Una tarde, al regresar del instituto, observé que en la ventana de mi habitación yacía un gato negro. Se sentaba entre la claridad del día y se camuflaba con las sombras que proyectaba la casa. Recordé, con un escalofrío, que no tenía ningún gato de aquel color, negro como la oscuridad misma. ¿De dónde había venido ese gato? ¿Lo habrían abandonado cerca de aquí? Muchas preguntas invadieron mi mente mientras me acercaba a la puerta, buscando mis llaves en el bolsillo.