En medio de una temporada de bodas de varios días, d hoteles d lujo y palacios de infarto, de smoking y procoloto, de caviar, ostras y champán, de alfombras maravillosas y ríos de flores, llegan ellos, con su boda en un pueblo de la sierra de Huelva de 300 habitantes, con su ceremonia bajo un olmo de la plaza del pueblo, su charanga, sus luces de verbena y sus guirnaldas de papel decorando las calles. Sin seating plan, sin minutas, con paella, jamón, cervezas heladas y mucho amor. ¡GRACIAS!