2024-07-22 02:48
Pero todo se salió de control cuando una de mis plantas, una pequeña suculenta, decidió que quería ser mi psicóloga. Empezó a inclinarse hacia mí cada vez que pasaba por el pasillo, como si quisiera escuchar mis problemas. Un día, después de una jornada especialmente larga, me senté frente a ella y comencé a hablarle sobre mis preocupaciones. Para mi sorpresa, parecía que me escuchaba atentamente, inclinándose aún más hacia mí. 🌱