2024-08-26 12:17
El otro día estábamos en las fiestas del pueblo, en una actividad. Había música y jaleo. Me senté en el suelo a ver la actividad, y al girarme vi que tenía un perrito bastante acojonado al lado. Su expresión corporal era de alerta total: quería irse cuanto antes. Estaba muy incómodo, pero manteniendo la compostura. Lo saludé, me miró de reojo, y siguió tiritando. En vez de ir a acariciarlo, me incliné un poco para acercarme un pelín y me quedé ahí. A los 10 minutos (sigo)