La forma en que se usa el dinero puede influir más en la felicidad que la cantidad en sí. Estudios sugieren que gastar dinero en experiencias como viajes o actividades en lugar de objetos materiales pueden generar más felicidad. Además, el gasto en experiencias compartidas con otras personas, como cenas con amigos o actividades en familia puede fortalecer las relaciones y contribuir al bienestar emocional.