Cuando nos queremos a nosotros mismos, nos valoramos y nos tratamos con el respeto y la compasión que merecemos. Este amor propio nos permite tomar decisiones que están alineadas con nuestro bienestar, estableciendo límites saludables y priorizando nuestras necesidades y deseos. Querernos más y mejor también significa aceptar nuestras imperfecciones y ser amables con nosotros mismos en momentos de dificultad.