Dice mi sobrina Elisa que pidió su mochila y lapicera del gato Pusheen por qué se parecía a Axel. Está equivocada la nena porque este gordo cabrón, attention whore, infuloso y holgazán, reencarnación de algún faraón egipcio o de algún monarca absoluto del siglo XVII o de alguna diva de la época de oro de Hollywood es más adorable, aún, en su vejez. Cats of Threads