2024-10-03 17:37
Fuí a visitar a mi mamá en su casa en Venezuela. Se dirige a la cocina, me entrega 3 ollas y dice: “Hija lléveselas, una para el arroz, otra para hervir el agua y otra para unos guisos, se las he estado guardando. Ya nosotros dos no las necesitamos y tú estás empezando tu hogar. Tienen conmigo 30 años pero son de las mejores”. Allí me sentí una niña chiquita recibiendo un súper regalo de mi mamá. No son las ollas, es su sabor, son las raíces. Es cocinar en ellas y sentirme en casa. Gracias mami.