Condenado seas, Cupido ¿Tu ceguera a cuántos condenó? Noches sin sueño Soñando despierto con sus besos Escritos inconclusos Narrando pasiones irreales Gemidos ahogados Cantando poemas eróticos Tu crueldad no conoce límite Clavaste en mi pecho una flecha Que no deseo arrancar jamás La toco y hundirla provoca placer Tratar de retirarla me hace llorar Te odio, maldito cupido Ojalá un día te claves una flecha sin querer Y veas el horizonte Y sufras... Sufras el tormento de un amor imposible.