Ayer se mudó un nuevo vecino al piso de enfrente. Lo sé porque al regresar a mi apartamento, el pasillo estaba lleno de cajas y muebles. Lo inquietante fue que, entre los objetos, distinguí una caja que tenía mi nombre escrito. Intrigado, estuve atento a la puerta para interceptarlo cuando entrara en casa. Quería darle la bienvenida y, de paso, entender por qué tenía una caja con mi nombre. No lo logré. Revisé la mirilla cada pocos minutos, pero en uno de esos momentos, los objetos ⬇️