El embarazo ocurre en el cuerpo de la mujer, no en el del hombre. Ella es quien enfrenta los cambios físicos, los riesgos médicos y las implicaciones emocionales y económicas. Un hombre puede desear ser padre, pero su deseo no puede estar por encima del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. La autonomía corporal es un principio fundamental: nadie puede ser obligado a usar su cuerpo para sustentar otra vida en contra de su voluntad. Punto.