2025-03-11 02:08
La jauría
A la mujer la examinan como si su rostro fuera propiedad pública. No puede existir sin ser medida, comparada, criticada. La diseccionan con la mirada de quien evalúa un objeto en vitrina, como si su piel, sus gestos, su edad, fueran territorio de dominio ajeno. Su belleza, le dicen, no es suya, es un deber. Pero no cualquier belleza, sino la que conviene, la que no incomoda, la que no delata ni el paso del tiempo ni la mano del bisturí.